Te extraño.
No sé por qué, ni si
quiera sé qué es lo que me mantiene unida a ti.
No tenemos nada en común.
Bueno, tal vez una o dos cosas.
Tenemos la misma mirada.
Triste.
No debiste irte tan repentinamente.
Te vas sin avisar.
Si era sarcasmo lo que salía de tus labios, déjame decirte
que nunca lo noté.
No te entiendo, no nos entendí nunca.
No sé siquiera si puedo llamarnos “nosotros”.
Éramos un tú y yo.
Un tú que se convirtió en mí.
Un tú que ahora se fue y me deja como siempre.
Sola.